El voto en la campaña electoral

E


l voto en la campaña electoral

Antecedentes.
Las campañas cuentan con una comunicación política persuasiva.
Política: porque en ella intervienen los actores principales que le dan forma legítima para expresarse públicamente sobre política; candidatos de los partidos, medios de comunicación y opinión pública.
Persuasiva, porque cambia o refuerza las opiniones de los electores en determinada dirección, por medio de imágenes y mensajes emocionales más que de objetivos.
La campaña se deriva del término militar francés CAMPAGNE “campo abierto”, utilizado primero para demostrar la cantidad de tiempo que un ejército podía mantenerse en el campo y más tarde para designar una operación bélica específica. En el siglo XVII pasó a Inglaterra con otro significado “La sesión de un cuerpo legislativo”. De ahí se extendió al esfuerzo de hacer que alguien sea electo en un puesto público, particularmente a la fase de proselitismo abierto y activo.
Dirección y asesoría en campaña.
Toda campaña electoral necesita dirección y asesoría. Las primeras campañas fueron realizadas por los propios candidatos y, en la medida en que crecieron los electores y los canales de comunicación; las campañas fueron requiriendo de más y más intermediarios entre candidatos y electores; no obstante, hoy con los medios electrónicos, las campañas parecen volver a su puerto de partida: los candidatos en contacto directo con los electores.
Los hombres, los grupos de edad madura (30-60), votaban más que las mujeres (hoy la diferencia tiende a perderse a medida que la mujer asume papeles más participativos) y los jóvenes; anteriormente las personas más educadas votaban más que la gente de escasos recursos e educación. Hoy la tendencia ha cambiado.
En general, las elecciones de hoy la menor votación tiende a asociarse con las áreas rurales, las dificultad del acceso a las urnas, los niveles más bajos de edad, educación, marginación, estatus ocupacional, e ingreso económico, hace que este grupo de electores se desencante cada vez más. Entre más involucrada esté una persona en política más votará.
Otro portal de comportamiento del elector registrado se observa conforme al nivel de la elección y la importancia que guardan para él los puestos en disputa.
En las campañas presidenciales votan más electores que en las campañas intermedias y/o locales, y en las elecciones que no coinciden con las presidenciales se vota menos. Lo anterior se explica porque las campañas presidenciales despiertan mayor interés, se manejan más recursos que estimulan el grado de participación en las elecciones.
En las elecciones votan con mayor proporción los electores afiliados a un partido político, que los electores libres e independientes. Aunque ha variado esta proporción en mucho ya que son la mayoría de los electores libres lo que más votan que los afiliados a un instituto político.
En las elecciones reñidas aumentan la votación, mientras que en las divisiones electorales en las cuales existe el dominio de un partido, la votación efectiva tiende a ser menor ya que no existe duda en el resultado de la votación, en la cual no se despierta el interés del elector ni el candidato se esfuerza por hacer una campaña intensa.
Los candidatos y sus propuestas, así como las propias campañas, pueden elevar o disminuir la votación efectiva.
Quienes se abstienen.
Una primera fuente de abstencionismo radica en el hecho de que el elector no maneja la agenda del candidato, quien tampoco escoge a los candidatos ni sus propuestas.
La baja votación permite más flexibilidad en la actuación a los políticos y contribuye a la estabilidad y perpetuación de todo sistema.
En algunos casos se observa que gran parte de los abstencionistas que en condiciones normales son indiferentes y no manifiestan preferencia alguna, no concurren a las urnas cuando son arrastrados por un ambiente irreal o propagandístico que no los convenza de que su voto es el de mayor importancia.
Sin embargo a pesar de la poca información, captan con base a sus impulsos, emociones o imágenes, ajenas al razonamiento, su voto es con frecuencia impredecible, volátil, cambiante de la noche a la mañana y que llevan a los candidatos a resultados desastrosos.
Como votan los distintos grupos.
Hay estudios que permiten identificar al tipo de electores como miembros de un mismo grupo con hábitos de votación comunes. De ahí que se relacionen el género, la edad, la ocupación o la ubicación de la vivienda. Así se habla del voto de la juventud, de la mujer, etc.
Las mujeres cada vez más involucradas en el quehacer político-electoral tienden a votar más que el hombre en la mayoría de las elecciones.
Los jóvenes son más proclives a las posiciones radicales y a votar por los extremos, tanto de derecha como de izquierda, basados en su posición socioeconómica, mostrando tendencias a las formas violentas de la acción política.
¿Cuando decide el elector su voto?
. Algunos aún antes de que se inicie el proceso electoral, es decir por el partido el cual pertenecen o simpatizan.
. Otros con muy poco tiempo, después de que se den a conocer las candidaturas.
. Otros más utilizan las comunicaciones de las campañas para escoger por quién votar.
. Y hay quienes unas horas antes o aún dentro de la casilla electoral deciden por cuál candidato apoyar.
La proporción de cada uno de estos grupos varían de elección: dependen de la fortaleza del partido mismo, y de sus candidatos que estimula a los electores a otorgar su voto.
A los candidatos que postule un partido independientemente de quienes sean y qué propongan en una situación de intenso partidismo, la decisión del voto se toma prácticamente en el momento de la postulación de los mismos; en este caso los resultados de la votación son muy previsibles, de modo que las campañas poco tienen que hacer para persuadir a los electores.
Cuando el partidismo es débil o se pone a prueba por la fuerza de las personalidades de los candidatos o de las propuestas de solución a problemas graves, o bien, por la misma división de los partidos que les resta influencia sobre la orientación de los votos de los militantes, las proporciones de quienes demoran su voto hasta el último momento se incrementan y el voto se vuelve volátil e imprevisible. Crece en esos momentos la importancia de las campañas para ayudar a que los electores no partidistas participen con una decisión más favorable a los partidos.
La decisión del voto puede ser muy variable sobre todo en los electores que apoyan débilmente a un partido, en los indecisos y en los oscilantes, algunos que inicialmente estaban comprometidos con un candidato, pero con reservas, pueden cambiar a la categoría de indecisos a medida que la campaña se desarrolla y pueden subsecuentemente, regresar a su decisión original de votar por ese candidato. Otros pueden cambiar su lealtad de uno a otro candidato varias veces conforme se sucedan nuevos eventos antes de llegar a las urnas, inclusive el caso es remoto más no imposible puede darse un proceso de confusión a otro partido y provocar un realineamiento de fuerza partidista.
En cada elección, las campañas tienen que irse adaptando en su ritmo e intensidad a la manera como los electores van llegando a su decisión de voto. De ahí que las campañas se esfuercen las dos últimas etapas a clarificar al máximo la personalidad de los candidatos y sus propuestas respecto a las de los opositores, además de identificar y enfocar las acciones de persuasión en los grupos que todavía carecen de una decisión definida.

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