EL ÁGUILA Y EL REYERZUELO



Apostemos _dijo el reyezuelo al águila a ver quién sabe levantarse a mayor altura…
El águila extendió sus poderosas alas, y, a manera de flecha, hirió el cielo, dorado por los rayos del sol.
El reyezuelo se escondió furtivamente sobre el lomo del águila, y cuando ésta llegó arriba, en la altura vertiginosa, se sintió con satisfacción triunfal; el reyezuelo, astuto, con unos aletazos se levantó algo más y grito victoriosamente. …Te he vencido, estoy más arriba… Y, sin embargo, nunca hubiese llegado a tales alturas sin el águila…
La civilización actual ha alcanzado las alturas mediante un progreso magnífico, pero por desgracia, pretende olvidar que toda la cultura moderna trae su origen de la cultura religiosa, se alimentó de ella, se apoyó en ella para volar a las alturas y_ si no quiere perecer_ no puede renegar de la madre que le dio la vida. ¡Joven! ¡Así debes ser!, Mons. Tihamer Toth.

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