RESPETATE A TI MISMO
La
decencia y el carácter tienen entre sí cierta relación de causa y efecto.
Del
que por amor a los demás hace un esfuerzo para dominar su mal humor, del que
sabe ser comprensivo cuando se trata de los defectos ajenos, del que saca de
apuros a sus compañeros, bien podemos afirmar que no sólo cumplió un deber de
cortesía, sino que al mismo tiempo trabajó en afirmar su propio carácter.
El
que es de verdad educado y cortés lo será no sólo delante de los otros, cuando
está en sociedad, sino también cuando nadie lo ve, cuando vive a solas, porque
en él los buenos modales brotan del carácter y no son barniz meramente de por
fuera, sino algo logrado a costa de grandes esfuerzos.
Stanley,
el gran explorador del África, hasta en el corazón de los bosques vírgenes,
donde pasaba semanas enteras sin ver a la civilización no dejaba de afeitarse
un solo día. De tal modo sabía respetarse a sí mismo. Mons. Tóth
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