LA MESA, EL DISCURSO Y EL ELECTOR


Discurso tras discurso, capacitación tras capacitación, se les enseña a los candidatos a cargos de elección popular, que uno de los principios en una campaña electoral para tener un buen resultado, es conocer al elector.

Como en la buena mesa, el anfitrión para complacer a sus invitados, deberá conocer primero que les gusta, que disfrutan y que agradecen. Así en una campaña electoral, el candidato (a), deberá conocer al elector, que es lo que le va a ofrecer y concentrarse en el plato principal, el que le dará el resultado positivo; el voto.

El discurso en una celebración (como es una elección), debe estar preparado de forma sustanciosa, con ingredientes aromáticos, nutritivos, para poder masticarlos. Hay que saber utilizar los mejores ingredientes: anécdotas, claras ideas; y mensaje, para ser disfrutados. Algo que entusiasme a la audiencia, que no hayan escuchado, que no se encuentre fácilmente. Que aporte un sabor único, especial.  Pocos platillos, abundancia de componentes. Una buena cita en los discursos es como las especias en el guiso, añaden chispa sin anular la naturaleza esencial del plato y de sus principales ingredientes.

Candidato (a) que no tenga esa chispa, sazón, color, que despierte la admiración del elector, tendrá como consecuencia, el alejamiento del votante.

Ingredientes sanos, mensajes cortos y claros. El mejor postre será el aplauso fácil, y espontaneo.

Una buena historia, directamente vinculada a la presentación, será suficiente para que el elector (a) recuerde el mensaje y será el argumento principal mucho tiempo después de que su ponencia finalice, según lo escribe, Daniel Estulin  


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