LA PROPAGANDA ELECTORAL Y SU INNOVACIÓN

Antiguamente las celebraciones electorales eran verdaderas fiestas ciudadanas. De ahí que los partidos y sus candidatos le pusieran el color y el ambiente electoral en las calles. Llenar los espacios (cualquiera que fueran estos), pintar cuanta barda fuera necesario. Colocar pasacalles en las principales avenidas. Colocar gallardetes en los postes de luz y en los semáforos era tarea del día a día.

¿Pero qué significado tiene eso hoy en día?
Para el ciudadano consciente, leído, culto, responsable del medio ambiente y de lo que le aqueja, es molestia. ¿Por qué?, porque las fiestas electorales, se han convertido en verdaderas francachelas electorales, sin que haya un verdadero sentido de la ubicación de la propaganda electoral.

Los carteles callejeros son los que daban y dan tradicionalmente el clima a una campaña electoral. Eran y son tan inevitables en tiempo de elecciones que se tiende a considerar, por una cuestión de hábito, que son imprescindibles para tener éxito. Sin embargo La eficacia de los carteles, está seriamente discutida. Más allá de dar notoriedad a un candidato (a), es poco lo que pueden hacer los carteles callejeros para influir en la decisión de voto de los electores.

Una de las novedades de estrategia para una campaña electoral es distinguir entre las grandes vallas tipo 8x3m, que se colocan en puntos muy visibles y estratégicos en las ciudades, en las carreteras, que los pequeños carteles que se pegan en las paredes y que muchas de las veces no mal puestos y violan las disposiciones en la materia. Las vallas de 4x3 o 8x3, son un medio extremadamente importante para dar notoriedad al candidato (a). El tamaño y la ubicación estratégica de estos carteles permiten llegar a los sectores poco interesados por la política. A través de las vallas se transmite sensación de poder y pueden servir para subrayar ciertos rasgos de la imagen del candidato (a). Generalmente esta imagen se apoya en un slogan, bien visible en su base, de no más de tres o cuatro palabras. Las vallas sí, son muy importantes en una campaña electoral, y marcan una presencia imprescindible del candidato (a) en el paisaje de la elección.
Los pequeños carteles, para pegar en las paredes, tienen otra naturaleza. Si bien pueden ser importantes para hacer notorio a un candidato (a), tienen poca o ninguna efectividad como generadores de decisión de voto. Dado el precio de los carteles es prudente no exagerar la inversión en este medio que muestra escasa efectividad.

Para una mejor estrategia electoral en propaganda la ley (LA LEGIPE &LA LEY GENERAL DE PARTIDOS POLÍTICOS), recomienda:

-       Restringir la colocación de propaganda política en equipamiento urbano e incluso en propiedad privada sin el permiso por escrito del propietario.
-       Ésta prohibido obstaculizar la visibilidad de señalamientos que permiten a las personas transitar y orientarse.
-       No se puede colgarse mantas ni pendones o hacer pintas en árboles, áreas verdes, semáforos, puentes y bajo puentes, casetas de teléfono, postes de luz, alumbrado y telefonía, paradas del transporte público, monumentos históricos, edificios históricos ni accidentes geográficos.
-       Y que los únicos lugares en donde sí puede colocarse la propaganda es en bastidores y vallas de uso común, anuncios espectaculares y bardas de propiedad privada con previa autorización de los propietarios.
-       La ley electoral establece que toda la publicidad de pre-campaña y campaña debe imprimirse en materiales textiles y faculta a las autoridades electorales a ordenar el retiro del material que contravenga la norma.

MESSAGIO: Oscar & Paolo


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