EL BUSHI

El Bushi o guerrero de valor, el que adquiere su honor mediante el cumplimiento del deber, es el ejemplo más claro de cómo el hombre a través de sus vivencias adhiere la sabiduría necesaria para que la traslade y herede a una generación que quiera ser guiada, aconsejada y formada.

La importancia de la experiencia en la formación, no es solamente haberla vivido, sino haberla experimentado de forma razonada el “¿Por qué?” como elemento sustantivo; permite el razonamiento medular.

Para reprender y corregir a otros por sus errores, necesitamos primero hacerlo con nosotros mismos, para llegar a esa obligación contraída. Y para hacerlo necesitamos hacerlo de la forma más apropiada. Es fácil identificar los talantes y las fallas en la conducta de los demás. De igual manera el de criticar, difamar, injuriar o confundir al otro. La burla no debe producirse antes de haber comprendido la reacción a quien se la estamos haciendo.

La formación es tacto, que los viejos y malos hábitos no se abandonen sin esfuerzo. Una decisión sabia es preocuparnos anticipadamente de los detalles de nuestra acción. Que nuestra ayuda sea con una autoridad constante pero no estricta. Debemos superar los detalles y prestar atención a todos los inconvenientes.

Discernir las propias faltas a través de la mirada interna y la meditación, se obtiene mejores resultados si uno habla con los otros. Debemos superar la propia capacidad de discernimiento y aprender a escuchar adecuadamente a los demás y a la buena lectura. La experiencia en el valor del Bushi se enriquece a través de haberla experimentado positivamente.  


Sin una preparación consistente, cuando surja una dificultad considerada, uno será incompetente de tomar una decisión rápida, con lo que se corre el riesgo de tener consecuencias adversas.

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