¿HACIA DÓNDE DEBEMOS ENCAMINARNOS?
El
creador nos ha elegido desde antes de la creación del mundo para cumplir con la
misión que tenemos. Para que con su ayuda y la voluntad que se nos infirió,
podamos concluirla. Los esfuerzos que apliquemos en su conclusión, establecemos
bien hacia dónde debemos encaminarnos.
Hay
quienes ignoran o dejan de lado el plan trazado por la guía eterna, creen que
solo con su criterio o idea de lo que pueden hacer es suficiente, se adhieren a
ideas puramente humanas, elaboradas por ellas y que no sirven, más que para
extraviarlas.
Hay
otras que tienen nociones claras sobre puntos pequeños de poca importancia,
pero les falta la vista del conjunto; se pierden en los detalles sin llegar a
tener una visión sintética, sin poder salir nunca del atolladero; su vida está
llena de trabajos, y sometida a incesantes dificultades; se fatigan sin
entusiasmo, sin optimismo y con frecuencia con poco fruto.
La
meta es conocer lo más perfectamente que podamos la idea del camino que
tracemos, y examinar con el mayor cuidado el plan trazado por el creador y por
nosotros, para adaptarnos rigurosamente a ese plan preconcebido.
No
hay que juzgar las cosas según nuestro gusto, sino que debe ser con voluntad
del creador y el sello que le impongamos a nuestras acciones.
El
cumplir con nuestro camino, es conocer que todos tenemos abiertas las puertas
de la solución y de su cumplimiento.
Mientras
estemos en la tierra, debemos vivir intensamente sin faltar a lo que nos hemos
propuesto, con gracia, con fe, con esperanza, con coraje, con principios, con
voluntad.
Nuestro
compromiso, es pues cumplirlo. Se nos ha elegido para satisfacer precisamente
eso, adherirnos al plan preconcebido y ser dignos de hacerlo, de perfeccionarlo
y de heredarlo.
En
la medida que lo vayamos cumpliendo el día a día, entonces, los dones que se
nos proporcionaron y que al identificarlos los fortalecimos, entonces
conoceremos mejor el camino que debemos encaminarnos.
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