LA ADVERSIDAD
Las muchas maneras que existe la
adversidad, es saber reconocerla: primero es sus sinónimos; desgracia,
infortunio, fatalidad, revés, peligro, calamidad, desastre, desdicha.
¿Cómo debemos aprovecharla?
Lo recomendable sería no estar en ella, ni padecerla, ni menos vivirla.
Pero es algo inevitable, está en todos lados, no invade, nos rodea, la tenemos
presente constantemente. El tener armonía con nosotros mismos, conocernos
mejor, apreciar lo que hacemos, ayudar a los demás, identificar las oportunidades,
saltar los obstáculos, medir las asechanzas, evitar los errores, nadar con
seguridad, ser innovadores, emprendedores, conocer nuestro ámbito, localizar nuestras zonas erróneas, nuestras
debilidades, cumplir con nuestras metas, satisfacer nuestros retos, cumplir con
nuestras tareas, fortalecer nuestro ánimo, lograr contener nuestros
sentimientos, caminar seguro y firme, elevar la voz, la idea, el deseo, el
anhelo para compartirlo, ascender en el escalón de nuestros proyectos, tratar
de ser feliz, de reírse internamente, de plasmar nuestra huella diaria, de ser
modelo y paradigma de nuestro tesón, de compartir lo mejor de nosotros mismos,
en imitar las acciones de los grandes, caminar con quienes elegimos y no con
quienes nos elijan. Solamente así nos despojaremos de ella.
Confiar en uno mismo, es engrandecer la condición humana. Si somos dioses
en nuestro destino, entonces seremos verdaderos hijos de Dios.
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