CONCIENCIA
Del griego sy-noi-dé-sis, de syn (con) y
el-dé-sis (conocimiento), de modo que significa co-conocimiento, o conocimiento
de uno mismo.
Si la capacidad de una persona es mirarse a sí
misma y enjuiciarse, de darse testimonio a sí mismo, luego porque erramos en
nuestros procederes contra nosotros mismos y con los demás.
Si la conciencia es un sentido interno de lo correcto
y lo incorrecto, sentido que excusa o acusa al individuo, luego entonces porque
no actuamos en consecuencia, corrigiendo y mejorando lo que hacemos y evitando
todo aquello que nos lastima, y que lastima a los demás.
La conciencia compara este conocimiento con la
acción que se emprende o que se piensa emprender, y da una advertencia cuando
las normas de la persona entran en conflicto con la acción que piensa llevar a cabo,
a menos que las violaciones constantes de sus advertencias la hayan cauterizado
e insensibilizado.
Cuando se desatienden repetidas veces los
dictados de la conciencia, se llega al extravió de contaminarla e
insensibilizarla, de modo que ya no provee advertencias ni que sea segura. Cuando
se teme ser descubierto y castigado, se llega a controlar la conducta, más bien
que como buena conciencia. Cuando la persona se marca, en donde ser marca,
carece de terminaciones nerviosas y se insensibiliza, ya no puede distinguir lo
bueno de lo malo, no aprecia la libertad que se le concedió y se revela y
termina siendo esclavo de su proceder mezquino.
A México, por una conciencia más plena para
castigar e enjuiciar a aquellas personas que por su conducta lastiman la
libertad que ellas ya no tienen.
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