LA PERSONALIDAD CON CALIDAD ÍNTEGRA

En las encuestas, en los corrillos políticos, sociales, culturales y periodísticos, en los programas de análisis de la radio y de la televisión. En las tertulias cotidianas se habla y se cita la falta de personalidades con verdadera estatura moral y política para contrarrestar y llamar al orden al comportamiento de los gobernantes y políticos que comenten faltas graves, ya al erario, ya a la ciudadanía, ya en su proceder administrativo, ya en su conducta personal, ya en su proceder cotidiano.

La falta de estos personajes dentro de la sociedad, permite que algunos cuantos sólo llenen los bultos de la crítica, de la burla, del encono social y los arrojen vilmente a la escena pública, sin que haya nada ni nadie que les llame la atención. 

Dónde están los líderes verdaderos, los prohombres notables por el respeto que imponen. Aquellos seres que realmente guíen y llenen las expectativas de quienes creen en ellos. 

Un verdadero líder conduce, apremia, castiga, arropa, guía, vence obstáculos, persuade, convence, aconseja, alza la voz cuando es necesario. No es cómplice de nada, no corrompe, no impone, no disimula, no es autoritario, no es cabeza de una pandilla, de un clan, de un club; es el bastón, el apoyo, la muleta de lo que se necesita. Esta para ayudar, para servir, para orientar.


Una sociedad sin estos actores, es una colectividad sin rumbo. De no haber dentro del gobierno y en la sociedad, quienes hagan algo para evitar la ruina moral del conjunto colectivo, entonces veremos cosas que después no nos arrepintamos de haberla evitado.

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