¡GENTE MISERABLE!


La gente miserable, no es la que se supone la otra gente; no es la muy pobre; ni es la que es digna de compasión; ni la que vive sin muchos o nulos económicos.

Son las personas perversas, las tacañas, las infelices de valores y de respeto; las patanes; las que se aprovechan de los demás. Las que abusan de su familia, de sus próximos y de sus conocidos. 

Las que violentan a su familia, a las que amenazan siempre con su ira insostenible. A las que gritan y vociferan siempre. 

A las que teniendo seres vivos a su alrededor nos los alimentan o los dejan morir. A las que les vale todo, a las que se sientan intocables, y a las que violentan todo.

Las que contaminan a su prole, a las que se van a las sectas para ser más influenciables. 

A las que obligan a sus hijas a casarse y que vivan con sus padres en su casa. 

A las que van a la iglesia para pedir y no cambiar. 

A los oradores que desde los púlpitos y los atriles dejan su ejemplo de control de masas y sus discursos vagos, incoherentes y sin sentido.

Cuidémonos de ellas y procuremos ayudar a la gente que busca superarse y que su medio hostil no se lo permite. Debemos enfrentar a ese flagelo de gente, fríamente.


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