¿Y EL ELECTOR, APÁ?

El pasado domingo 27 de marzo, en el estado de México, se efectuó un ejercicio democrático, no elegido por los ciudadanos mexiquenses, sino por las cúpulas partidistas de la izquierda y derecha mexicanas. Ejercicio que mostró que el elector de buena voluntad llegó ante la mesa receptora de opinión a participar por el Sí y el No de una alianza entre el PAN y PRD para la elección del gobernador 2011-2017 mexiquense. Opinión que favoreció el Sí, ¿qué ocurrió después?, que los miles de ciudadanos que participaron se llevaron la sorpresa de que uno y otro partido quiere imponer al candidato de ese Sí ciudadano.

Los aspirantes por sí mismos cuentan con el perfil para ser buenos candidatos. Cualquiera de ellos sería un excelente contrincante político para el candidato del PRI. ¿Pero y elector, el que favoreció y enriqueció la democracia política de la entidad, quedó satisfecho? ¿Se dio cuenta de lo que vendría después? Así no se ve, pero tampoco se siente engañado, ¿por qué? Se opinó por el Sí y por el No, así se entendió y se participo. Lo leído y visto el día siguiente destapó la ambición y precedencia de un partido sobre el otro.

¿Quién decidirá, quien se queda como candidato de concretarse la alianza? Los ciudadanos nuevamente opinarán o serán los órganos internos de los partidos y/o el posicionamiento de cada candidato.

Los militantes y simpatizantes de ambos partidos aceptarán apoyar, ya no al candidato propuesto del partido postulante, sino a la alianza, o estarán influenciados por sus partidos para el quítate tú para ponerme yo.

La confiabilidad de los políticos queda nuevamente en duda.

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