EL
RITUAL
El
hábito nos permite evitar situaciones desfavorables en nuestra vida cotidiana. Nos
ahorra tiempo y nos ayuda a liberarnos de cosas molestas.
El
ritual deberá ser el acto de llevar nuestras conmemoraciones especiales y no
tanto al plano de la ejecución de manera más disciplinada.
Al
ritual que apliquemos no debe ser tedioso, no lo convirtamos en el círculo
vicioso del hábito sin sentido.
Al
ritual debemos acompañarlo del ceremonial, pero sin ser ceremonioso, es decir
elegante, cortés, amable y con la seguridad de su aplicación.
Debemos
grabar nuestros objetivos, mencionarlos constantemente, proyectarlos,
imaginarlos ya resueltos.
Debemos
canalizar nuestras energías en dirigirnos hacia ellos.
El
ritual se deberá convertir en nuestro hábito, de ahí que nuestra percepción en
aplicarlo sea con excelencia.
Debemos
canalizar nuestros pensamientos hacia el logro de nuestros proyectos, pues en
ello tendremos que vivir de manera constante.
Despertemos
a nuestra intuición de la manera más amable.
Debemos
observar lo que sucede a nuestro alrededor, quién está cerca y como es.
Debemos
disciplinarnos más, actuemos en consecuencia y seamos más felices.
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