EL CAMBIO POR EL CAMBIO
Como elemento asiduo en la vida del
hombre, el cambio debe ser eso, cambio, mejoría, avance. Si realmente lo
entendieran los llamados líderes, los políticos, los maestros, los sacerdotes,
los padres de familia, entonces todo lo que se predica, estaría solucionado.
Esos llamados a misa, sin sustento, cumplir
por cumplir. Sin ningún sentido de aprovechamiento, de satisfacción, deberán de
desaparecer de nuestras acciones y pensamientos. Debemos encontrar las
herramientas en la búsqueda permanente de obtener mejores resultados. Si realmente
se entendiera, que los principios de la búsqueda están en la comunicación en sí
mismo.
En el espacio sideral, existen
millones de objetos, que al desviarse de su destino, chocan con otros, fracturando
su destino. Así el hombre cuando no ve que su destino se va cumpliendo, irrumpe
en la vida de los demás, destruyéndola. La formación se origina en la niñez, madurándola
en la adolescencia, enriqueciéndola en la madurez y ofreciéndola en la vejez. El líder
no nace, se hace. Así el cambio deberá ser en uno mismo, aprovechando la
experiencia de haber nacido y de haber sido entre millones el que haya encontrado
su fecundación.
Mi iniciación en la vida; ¡nacer!
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