POLÍTICA, DIPLOMACIA, ESTRATEGIA
El manejo
del detalle, la visión de los objetivos, las políticas estratégicas, la atención a las minucias, la táctica política y la organización militar; una gran inteligencia, la observación
meticulosa de los formalismos, la exigencia del cuidado personal; la delicada sensibilidad, el pragmatismo, la innovación constitucional, el patriotismo pleno, la habilidad general y una amplísima
visión política, son las características de Armand-Jean du Plessis de Richelieu.
Así lo describe en su libro Anthony Levi, al avizor nato del Cardenal Richelieu.
Citar las características de un hombre de Estado, al político, al diplomático y
al estratega, es saborear exquisitamente su gran obra humana, que refleja las
grandes ventajas que el hombre en la política desea alcanzar. Cultivarse en la
pintura, la literatura, el teatro, el baile, la música, la escultura y la
decoración, es crearse en la cultura que todo político debe tener, si es que
quiere como él, manipular a la opinión púbica culta en una concientización de
la gloria nacional, que se necesita en esta era. Hablar del mentor, el que
guía, el que seduce, es darle mejor marco a la definición del término líder.
Contar
con una aguda inteligencia y poderosa imaginación, es construir el enriquecimiento
personal en todos sus órdenes. Visualizar las intrigas, las conspiraciones, las
traiciones y los silencios en política, de quienes las provocan, es fortalecer el ánimo y
la visión para crecer. La información numerosa y bien organizada en una figura
así, juega un rol importante y necesario, se necesita, se exige y se solicita
en la tarea de tomar las mejores decisiones.
Aprender la esencia política de Richelieu,
es advertir su astucia, en la ocultación de sus objetivos y la habilidad para
protegerse con su arma más poderosa que tenía: el silencio.
El
ser congruente consigo mismo, el entrelazamiento del deber y la ambición, es tener
la compatibilidad con sus lealtades políticas. Tener una personalidad marcada
por una autodisciplina inflexible, un valor sobresaliente, una inteligencia
penetrante y un profundo compromiso, así como de una enorme calidez y
principalmente el encanto, son las cualidades de los hombres de poder.
La
política como arte, es admirar como los grandes hombres la realiza, como la teje,
la estudia y la diseña a través de sus acciones: Quién desea alcanzar el poder
político y no tenga las cualidades necesarias para ello, entonces no descubrirá
conseguir las oportunidades y de crear las estrategias de manera fascinante de
una identidad muy personal.
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