LA SUPLENCIA EN LA CAMPAÑA ELECTORAL
La figura del candidato suplente, en muchas
de las ocasiones en una campaña electoral, es irrelevante. Su posición en
muchas ocasiones resulta incómoda para los intereses del titular. Ya sea porque
pertenece a otro grupo político, ya bien porque le fue impuesto por la cúpula
de su partido o porque no es del territorio donde va hacer electo.
¿Debe o no incorporarse esta figura en la campaña?
Lo más natural es que sí. Ya que al ser
designado o elegido y al ser parte del entorno donde se desplegara la campaña,
tiene las cualidad de conocerlo.
Hoy las designaciones o elecciones de los
candidatos, en los partidos políticos, proceden tanto de una elección interna,
de una decisión de la dirigencia o de un acuerdo entre los diversos grupos que
se manifiestan en una elección.
En múltiples ocasiones, los candidatos
suplentes cuando son electos en fórmulas, han accedido al cargo titular por
diversas causas.
La importancia de que el suplente ocupe una
responsabilidad en la campaña es de vital importancia. Su conocimiento del
entorno, del elector, de los distintos liderazgos, de la problemática, lo hace
pieza sino fundamental si importante. Un (a) suplente puede bien coordinar la
campaña del titular, ocuparse de la estrategia electoral, de sumar esfuerzos estratégicos
al triunfo. El triunfo de una campaña es de fórmula, llegan a el tanto el
propietario como el suplente. Incorporar al candidato suplente es coordinar
todos los recursos con un fin, ganar.
La figura del suplente puede ser
descubierta entre aquellos ciudadanos de opinión o de notabilidad ciudadana y
no solo entre aquellos militantes de una estructura que si bien la acreditan, muchas
veces no lo merecen.
Comentarios
Publicar un comentario