LA EXPERIENCIA COMO IMPORTANCIA DE VIDA
La
experiencia de Friedrich Nietzsche, en saber que al llevar una vida perturbada
lo podría llevar a tener una idea de que pudiera verse obligado a atravesar sus
desgracias una y otra vez, lo llevó a estudiar la inquietud de llevar esa idea
a un eterno retorno y la sintetizó de esta manera:
“¿Qué pasaría si un día o una
noche, un demonio te siguiera con sigilo hasta penetrar en tu más íntima
soledad y te dijera: “Esta vida, tal como la vives ahora y la has vivido hasta
este momento, la tendrías que vivir una vez más, innumerables veces más, y no
habrá nada nuevo en ella, sino que cada dolor, cada alegría, cada pensamiento,
cada suspiro, y todo lo indeciblemente pequeño o grande de tu vida tendrán que
sucederte de nuevo…?”
¿No te lanzarías contra el suelo
rechinando los dientes y maldiciendo al demonio que así habló?... O ¿qué buena
disposición tendrías que adquirir hacia ti mismo y ante la vida para no anhelar
nada más fervientemente que esta confirmación y sello definitivo de la
eternidad?
La
experiencia que nos proporciona la vida que llevamos, nos debe encaminar a
nuevos derroteros, evitando toda desgracia y de no ser así enfrentándola con
todas las herramientas que encontremos a nuestra disposición, para sacar el
mejor resultado. La experiencia que nos da nuestra existencia nos debe guiar a
ser mejores, a tener en cuenta que si no cambiamos, nos vamos a encontrar con
la idea del eterno retorno. Con la idea de
Paul Halpern, El Tiempo del destino y
significado del cosmos.
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