FLORENCIA
Cuna del
Renacimiento. Goza de una intensa vida cultural y artística. Esta abundancia de
obras de arte constituye una fuente de aprendizaje permanente.
IGLESIA
DE SANTA MARÍA NOVELLA
Erigida
en el siglo XIII, su fachada fue acabada en 1496 por el arquitecto y teórico
Leon Battista Alberti, que aplicó aquí sus teorías geométricas y su defensa de
la primacía de las formas simples. Su lenguaje, riguroso y colorista, provoca
admiración.
TEMPLO
DE SALOMÓN RELIEVE DE LAS PUERTAS DEL BAPTISTERIO, DE LORENZO GHIBERTI. En los
siglos XIV y XV, se sustituyen las puertas de madera de esta iglesia,
convertida en baptisterio en 1128, por puertas de bronce esculpido. Andrea Pisano
realiza entre 1328 y 1338 la puerta sur. Cien años más tarde, Lorenzo Ghiberti
esculpe las hojas de la puerta norte y las de la tercera puerta que Miguel
Ángel denominó “puerta del Paraíso”.
LA
EXPULSIÓN DEL PARAÍSO, FRESCO DE LA CAPILLA BRANCACCI EN SANTA MARÍA DEL
CARMINE. En 1426 se confía a Mosalino y a su joven y brillante discípulo
Mosaccio la ejecución de los frescos de la capilla Brancacci en la iglesia de
Santa María del Carmine. Los aprendices de los talleres florentinos acuden a
copiar estas escenas en las que el realismo de los cuerpos y la intensidad psicológica
rompen con la tradición agotica.
LA
BATALLAS DE SAN ROMANO DE PAOLO UCELLO. En 1456, Cosme de Médicis encarga para
su palacio a Paolo Ucello tres tablas que ilustren la victoria de los florentinos
sobre los sieneses en San Romano. Durante su estancia con los Médicis, Miguel
Ángel descubre la perspectiva lineal y los volúmenes simplificados que
confieren a esta obra una atmósfera irreal.
EL
DESCENDIMIENTO DE LA CRUZ, DE FRA ANGÉLICO. Pintura realizada hacia 1143 para
la capilla Strozzi de la iglesia de Santa Trinita por el dominico Fra Angélico.
Cuando Miguel Ángel contempla esta obra, hacia 35 años que Fra Angélico había
muerto. El fraile era célebre en toda Italia por la delicadeza de sus
personajes, de formas alargadas, y por el empleo de colores brillantes…
CATEDRAL
DE SANTA MARÍA DEL FIORE (DUOMO). Su construcción duró más de un siglo y fue
terminada entre 1421 y 1436 por el arquitecto Brunelleschi, que la remata con una
gran cúpula de 42 metros de diámetro. Esta obra capital del renacimiento es un
orgullo para los florentinos. Miguel Ángel dirá a propósito de la construcción
de la cúpula de la basílica de San Pedro: “Voy a crear a su hermana, que será
sin duda mayor, pero no más bella”.
EL
DAVID DE ANDREA DEL VERROCCHIO. Esta escultura, encargo de los Médicis, se
vende a la Señoría hacia 1476 y se instala en el Palazzo Vecchio, sede del
gobierno. Verrocchio, escultor, orfebre y pintos, pone de manifiesto en esta elegante
pieza el ambiente poético y naturalista florentino del que Miguel Ángel se
empapa en la Corte humorista de los Médicis.
SAN
JORGE DE DONATELLO EN LA IGLESIA DE ORSANMICHELE. En 1240, se instala un
mercado en la iglesia, que se vuelve a dedicar al culto en 1347. Cada gremio ha
encargado a un artista una estatua con su santo patrón. En 1416 Donatello
esculpe un San Jorge para el gremio de los armadores. Se trata de un joven cuya
energía y firmeza llaman la atención del adolecente que quiere ser escultor.
Miguel Ángel y su época. Véronique Milande/Alain Lachartre.
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