ZWIEG-FOUCHÉ Y LA POLÍTICA
En
el ámbito político cuando no se cuenta con la experiencia o la guía adecuada se
cometen muchos errores. El que no sepa lo que quiere es presa fácil de las
intrigas y de los golpes sucios. El que no proyecte algo positivo en su función,
es clara su debilidad. El que no invierta en unas relaciones públicas
adecuadas, entonces será el eslabón más débil de la cadena. El que no se
prepara adecuadamente, su ignorancia será evidente. El que no cuida su conducta, será más
dolorosa su caída. El que actúa con prepotencia y soberbia, tendrá liso el
camino de enemigos.
Stefan
Zweig, biógrafo de Fouché cataliza la esencia del político y del diplomático,
del operador eficaz y del primer cabildero a partir del siglo XVIII, y guía en
entrelíneas a los que deseen saber de Fouché y de algunos secretos de la política.
Estrategias de
poder:
·
Es
de gran utilidad al diplomático y del aprendiz de político: el arte sutil y de
callar, el saber ocultarse así mismo, y ocultar su vida privada, así como el
sentimiento personal y la maestría para obtener y conocer la naturaleza humana.
Es menester instrumentar una disciplina adecuada, tanto en la conducta como en
los hábitos. Es aprender en las experiencias políticas ajenas y más personales,
el aprender enseñando.
·
El
inicio de toda carrera política, se debe iniciar en buscar el escenario
oportuno. Hay que actuar en toda situación política, con una frialdad de
temperamento. No hay que actuar por actuar, sino que la táctica es dar siempre
el golpe inesperado y desapercibido.
·
En
ninguna acción política, por nada hay que gastarse demasiado pronto. Por nada
se debe sujetarse antes de tiempo a algo o alguien y no ligarse para siempre a
nada. Hay que organizarse para tener un perfil bajo y que en vez de
escandalizar en la tribuna y en los periódicos, es preferible manejarse
adecuadamente en las Comisiones legislativas.
·
Hay
que trabajar en las sombras e manera soterrada, informarse de todo y contar con
unas relaciones públicas adecuadas para tener influencia. Hay que trabajar
siempre de manera rápida y tenaz, ya que eso gana simpatías, y trabajar con
invisibilidad y proteger toda evidencia. Hay que observar todo movimiento que
se realice en el entorno.
·
Hay
que contemplar y esperar las mejores oportunidades, con paciencia y tenacidad. Hay
que saber esperar: de los prudentes sólo tendrán que decidir cuando la batalla
se vislumbra ganada. Nunca hay que ser el objeto visible del poder. Hay que
sujetar todos los hilos eludiendo toda responsabilidad directa.
·
Hay
que trabajar siempre con una figura principal y empujarla hacia adelante. Hay
que estar siempre con el vencedor, y alejarse del vencido. Hay que aprovechar
la cobardía de las gentes, pues con un gesto feroz y un ademán de terror, se
ahorra casi siempre el terror mismo.
·
No
hay nada más propio para el político que una carrera interrumpida y temporal. El
que ve al mundo desde arriba, desde la nube imperial, desde la altura de la
torre de marfil del poder, no conoce otra cosa que la sonrisa de los
subordinados y su peligrosa complacencia; el que siempre sostiene en las manos
la medida, olvida su verdadero valor. En el terreno bajo, es más firme la
política.
·
Una
ausencia temporal da al hombre de Estado nueva lozanía en la mirada una mayor intensidad para pensar y calcular
el juego de las fuerzas políticas. Nada debilita tanto al artista, al general,
al hombre de poder, como el éxito permanente a voluntad y deseo. En el fracaso
es donde conoce el artista su verdadera relación con la obra; en la derrota, el
general, sus faltas, y en la pérdida del favor el hombre de Estado, la
verdadera perspectiva política.
·
La
riqueza permanente debilita; el aplauso constante hace insensible; únicamente
la interrupción procura el ritmo que trabaja en el vacio nueva tensión y
elasticidad creadora. En el destierro temporal, se conoce la verdadera fuerza
del político. Se dice que contra hombres hay que luchar, a los charlatanes se
les derriba con un gesto. Los cargos políticos los hace el político, no el
cargo al político.
·
Cuando
de uno no se sabe, ni se oye, ni se sabe nada, hay que trabajar de manera
subterránea, obstinada, y metódica, como un topo. Nuestros acusadores de ayer
serán los acusados de mañana. Hay que conocer la inflexibilidad de las pasiones
políticas.
·
Cuando
hay que luchar por el poder o por la vida, se descubren las fuerzas más
asombrosas. Se tiene que integrar una red de contactos, que permitan un mejor
desarrollo político. La información lo es todo, en la guerra como en la paz, en
la política como en la economía.
·
El
poder no se funda en el terror, sino en la información. Conocer el más alto
secreto del Poder, es consistir en disfrutar la posición secretamente, y
utilizarla con tacto económico. En las audiencias, las personalidades
superiores se identifican al vuelo. No hay que decidirse nunca mientras no esté
decidida la victoria.
·
Nunca
hay que enseñar a los imbéciles. Nunca hay que olvidar el arte de solicitar
adecuadamente. No hay que olvidar que cuando se manda, aunque se rían de uno,
siempre obedecerán y temerán.
·
Las
obras grandes y útiles unen casi siempre a los hombres. Hay que ser fiel en el
éxito, infiel en el fracaso. Hay que observar con una mirada aguda y suspicaz.
·
Ante
los ataques injustificados, lo mejor es callar, no discutir y callar
prudentemente. Cuando se entera de algo grave, hay que saber callar como un
secreto de confesión. Los reyes no quieren bien a las personas que les vieron
en un momento de debilidad, y las naturalezas despóticas no gustan de los
consejeros que hayan demostrado, aunque sea una sola vez, ser más sabios que
ellos.
·
El
poder emana del conocimiento de todo y de todos, y constituye el poder único
sobre los hombres. No hay que confiar jamás, ni el gobernante y los que lo
siguen de sus verdaderas intenciones y de sus trabajos, actuar con hermetismo
impenetrable.
·
No
hay que ser orgulloso para no sentirse ofendido de las injurias. Hay que
sobreponerse de colegas miedosos, cautos e imponentes. Hay que tener el arte de
todas las artes políticas; la de retirarse a tiempo y de la de abandonar a
tiempo.
·
Un
gran ejemplo hunde o levanta siempre a toda una generación. El negociar, regatear,
promover, debe ser parte del cabildeo que se haga en toda negociación política.
Hay que ser audaz y astuto con el astuto y el audaz.
·
En
política como en la vida al ascender, se consigue todo, si se cae se vuelve el
destino contra él. El que llega tarde a una situación política que le conviene,
pierde la ocasión. La falta mayor en la política, es llegar tarde.
·
Entre
enemigos hay que saber provecho del uno del otro. No hay que ser jamás servidor
de nada ni de nadie, y mucho menos lacayo. Jamás hay que sacrificar
íntegramente la independencia espiritual, y la propia voluntad.
·
En
la medida que se crece en la política, hay que ser más amable y conciliador. En
los informes en lugar de decir “creo” o “me parece”, hay que decir “se cuenta,
o “un embajador ha dicho”. Ante el histrionismo del hombre político, no hay que
dejarse intimidar ni por las tormentas auténticas, ni por las teatrales, y
permanecer igualmente impasible ante la ira falsa.
·
Ante
el poder adquirido por laboriosidad, habilidad y observación sistemática, tiene
que ser un poder calculado, por saber y saber demasiado. Solo los traidores nos
harán saber la verdad. Las águilas y las serpientes son animales de sangre
fría, no se les puede cogerse con la mano desprotegida…por mucho que se
apriete.
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